Moogie es panadera y pastelera… una de esas que lleva en sus venas crema pastelera y que se crece ante cada trabajo.
Cuenta que el día la fiesta de fin de verano de su club los margaritas helados corrieron en abundancia, regando conversaciones, llenando estómagos y subiéndose a las cabezas.
Fue entonces, bajo el efecto estimulante de esta singular bebida, cuando vio que se celebraba un concurso artístico con un tema: el de los tiburones. Así que henchida de ardor pastelero y cócteles se puso manos a la obra: reunió azúcar, harina, colorantes, moldes y se puso a cocinar.
El resultado es el que véis: un conjunto de pasteles que simulan una masacre provocada por tiburones desbocados. Sin embargo, Moogie no quedó satisfecha con el resultado: a su juicio, el mar estaba bien, pero los tiburones dejaban mucho que desear.
Por supuesto, el jurado estaba tan lleno de alegría gracias a los margaritas que pasaron ese detalle por alto… y por lo visto hasta el mismo concurso.
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